Tres familias sueñan con más educación y un futuro mejor, gracias al apoyo de donantes de Fundasol y a la constancia de sus hijos.

En cada cuaderno, en cada uniforme, hay un sueño que espera una oportunidad. Tres familias de nuestra comunidad han tomado la decisión más valiente: seguir apostando por la educación pese a las dificultades. Estas son sus historias que nos recuerdan que con un gesto sencillo podemos abrir una puerta que cambia vidas.
Cuatro hermanos, un sueño
Desde muy temprano, Selena ya está en pie: prepara jugos de naranja, atiende a sus clientes y cuida a sus hijos. Su jornada apenas comienza porque, además de vender jugos, trabaja como apoyo doméstico en varias casas. Todo lo hace con un propósito claro: que sus hijos crezcan sanos y puedan seguir estudiando.
Abel, Yuli, Wilson y Dayana son hijos de Selena. Los tres mayores cuentan con media beca en el colegio San Judas Tadeo. Abel, el primogénito, ha mostrado un avance enorme desde que empezó a estudiar: a los seis años todavía no hablaba, y hoy ya sabe leer, se comunica con facilidad y es jugador estrella del equipo de fútbol. Cada mañana, Abel, Yuli y Wilson salen juntos a estudiar.
Dayana, la menor, mira con ilusión y dice con voz tímida: «Yo me quedo solita… también quiero hacer tareas por la tarde». El deseo de aprender une a la familia, y por eso Fundasol ha gestionado apoyo económico de donantes para cubrir su educación: inscripciones, útiles, uniformes y las cuotas mensuales. El próximo año Dayana debe iniciar el colegio: necesitamos que muchos corazones se unan a este sueño y nos ayuden a lograrlo.

María y su historia de perseverancia
La vida le ha puesto muchos retos a María, pero ella siempre elige seguir luchando para cumplir su meta: concluir con su educación. En 2025 comenzó primero básico, pero tuvo que dejar temporalmente las clases para ayudar a su mamá y a su hermano Óscar a reunir el dinero del alquiler y los gastos diarios.
Junto a Óscar recorre la ciudad vendiendo piñas; ese trabajo les permite cubrir gran parte de sus gastos. Aun así, María tuvo que abandonar los estudios otra vez porque debe saldar una deuda de Q700 con el colegio al que asistió los fines de semana. Confía en que en 2026 podrá retomar sus clases; sabe que reunir Q200 para la mensualidad no es sencillo, pero está dispuesta a trabajar y espera recibir apoyo que le permita cubrir parte de sus gastos.

Sheili y la esperanza de una familia que llegó a la ciudad
La familia de Sheili está formada por su papá, don Tomás; su mamá, doña Carmelina; y sus dos hermanos. Son una familia católica y trabajadora que se mudó a la Ciudad de Guatemala en busca de nuevas oportunidades. Gustavo, su hermano, estudia en el colegio San Judas Tadeo gracias a una media beca; es un niño muy inteligente y con gran ilusión por aprender. Animada por su ejemplo, Sheili también quiere asistir al colegio.
Por eso, Fundasol busca apoyo: para otorgarle ayuda que cubra las mensualidades y los costos de libros y uniforme.

Cómo se usa tu apoyo para la educación
Los recursos que gestionamos con donantes se destinan directamente a:
- Inscripciones
- Útiles escolares
- Uniformes
- Mensualidades escolares
Cada aporte a Fundasol, por pequeño que sea, mantiene a un niño o joven en el aula y sostiene la esperanza de una familia.