Cuando San Josemaría Escrivá de Balaguer visitó Guatemala en 1975, de la iglesia únicamente se encontraba el terreno en el que se construiría.
Al bendecir los terrenos, el fundador del Opus Dei meditaba en la labor que desde estos edificios habría de realizarse, creando un foco de irradiación espiritual y cultural para todos los hogares y ambientes de istmo centroamericano. Su Bendición era promesa de su intercesión constante ahora desde el cielo.
El terreno fue donado por la familia Arguedas para que se construyera en una iglesia dedicada a San Pio X. Al señor Arzobispo, Cardenal Mario Casariego le pareció muy bien que el Oratorio llevara el nombre Nuestra de Señora de La Paz. El 02 de febrero de 1981 el Padre Antonio Rodríguez, Vicario Regional del Opus Dei, entregó las llaves al Padre Javier Suárez para que, junto con el Padre Francisco Nuñez, dirigieran toda la labor espiritual del Oratorio.
Desde ese momento, el Oratorio se convirtió en un foco de irradiación espiritual.